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Independentistas en Europa: un deseo con riesgos

Martin Koch /José Ospina-Valencia16 de octubre de 2012

Varias regiones europeas quieren independizarse de sus actuales Estados. Una tendencia en contravía a la integración y sin muchas expectativas de éxito.

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Manifestación independentista en Cataluña.
Manifestación independentista en Cataluña.Imagen: AFP/Getty Images

"Gobierna, Britania! – pero no en Escocia!" Este podría ser el eslogan del movimiento independentista escocés que, tras 300 años de pertenencia al Reino Unido, celebrará en 2014 un referendo sobre su independencia de Londres. Este 10 de octubre, el primer ministro británico, David Cameron, y el jefe del gobierno regional escocés, Alex Salmond, firmaron una acuerdo que permite la consulta popular.

Un aspecto interesante es que las regiones que se quieren independizar son, por lo general, pilares de la economía de sus países. Según Eurostat, Cataluña y el País Vasco, por ejemplo, aportan una cuarta parte al Producto Interno Bruto (BIP) español, a pesar de representar menos del 10% del territorio nacional.

¿Solo por el dinero?

El Tirol italiano y la región en torno a Milano no quieren seguir financiando el débil sur de Italia. Los escoceses, por parte, quieren administrar, por cuenta propia, los dividendos del petróleo explotado en su territorio.

Pero en Bélgica la situación es peor. Los separatistas flamencos exigen, con creciente ahínco, la separación de la Bélgica francófona del sur. Flandes representa solo una tercera parte del territorio belga, pero aporta casi el 60% del BIP.

Parlamento belga en Bruselas, símbolo de la división cultural.
Parlamento belga en Bruselas, símbolo de la división cultural.Imagen: Reuters

Pero los motivos para querer la autonomía total no son solo económicos, dice Silke Göttsch-Elten, etnóloga de la Universidad de Kiel. "El idioma, la historia, la religión y la geografía son aspectos que ayudan a crear una identidad”, agrega Silke Göttsch-Elten.

Derechos traen consigo obligaciones

Pero querer autonomía no da derecho automático a la secesión de un pueblo contra la voluntad del Gobierno central, explica Christian Hillgruber, profesor de la Universidad de Bonn, quien prosigue que "Los especialistas en derecho internacional coinciden en que la independencia se contemplaría en caso de severas violaciones de los derechos humanos como el genocidio en Kosovo.”

Y, a pesar de algunos actos violentos por parte de separatistas en Europa, Hillgruber no ve similitudes con las guerras separatistas en otras partes del mundo como Eritrea, Timor o Sudán.

Christian Hillgruber ve los obstáculos de una “independencia” por otra parte. “La región que se quiera independizar tendría que asumir, eventualmente, parte de la deuda nacional”, advierte el abogado de Bonn, para concluir que así, “los separatistas pierden los ánimos y terminarían contentándose con cierta independencia económica”.

Autor: Martin Koch /José Ospina-Valencia

Editor: Pablo Kummetz