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La responsabilidad política de la Iglesia

Günther Birkenstock / JAG31 de octubre de 2013

Con su Reforma, Lutero intervino en gran medida en el devenir político. ¿Debería la iglesia actual participar más en política?

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Wegekreuz vor blauem Himmel in der Nähe von Bedburg ( Rhein-Erft-Kreis ) am Sonntag, 28. Oktober 2012.
Imagen: picture alliance/R. Goldmann

Cuando Lutero explicó sus tesis hace casi 500 años, a sabiendas o no sus ideas tuvieron consecuencias políticas. Las ideas de la Reforma introducidas derivaron en guerras de fe y cambiaron las posiciones de poder entre iglesia y estado. Hoy, Lutero es frecuentemente considerado como un héroe, porque llamó por su nombre lo que otros no se atrevían: criticó a poderosos y exigió más responsabilidad individual. Pero… aparte de la figura de Lutero, ¿puede la iglesia intervenir en política? ¿O debería hacerlo?

La responsabilidad política es parte de la cristiandad

Para el decano de la comunidad católica de Fráncfort del Meno, Johannes zu Elst, está claro: “Creo que la iglesia es política en esencia. La responsabilidad y el compromiso político son parte de la cristiandad”, dice en conversación con DW: “La esencia de la iglesia, de la comunidad de fieles, no es un paraíso oculto detrás de altos muros, sino que ha de estar con los pies en la tierra y comprometerse por un mundo mejor siguiendo el evangelio”.

Dónde y cómo comprometerse es una decisión individual. La iglesia no tiene que estar delante como organización, aclara Johannes zu Elst, sino el objetivo social de sus miembros. Zu Elst alude al compromiso político no sólo como una demanda. También es miembro de la asociación Römerberg, una agrupación de iglesias, la comunidad judía y organizaciones sociales. “La asociación se ha impuesto el objetivo de impedir pacíficamente las actuaciones públicas del NPD (partido de extrema derecha) y otras asociaciones neonazis en Frankfurt.”

Der Domkapitular des Bistums Limburg, Johannes zu Eltz, aufgenommen am 23.10.2013 im Bischöflichen Priesterseminar in Limburg an der Lahn (Hessen) auf einer Pressekonferenz. Nach der Entscheidung des Papstes im Fall des Limburger Bischofs Tebartz-van Elst hat das Bistum zu einer Pressekonferenz eingeladen. Foto: Fredrik von Erichsen/dpa
Johannes zu EltzImagen: picture-alliance/dpa

Para los religiosos católicos, aceptar un puesto político está prohibido. Su derecho lo prohíbe y aunque en el parlamento alemán haya pastores y teólogos evangélicos, no hay representantes católicos. Para Johannes zu Elst, el compromiso político no sólo está permitido, sino que debería hacerse.

Compromiso con los pobres

Según Ulrich Kasparik, pastor evangélico de Hetzdorf, la iglesia ha de concentrarse más en las cuestiones sociales. Kasparick lleva 20 años de trabajo político. Entre otros cargos, entre 2005 y 2009 como secretario parlamentario del ministerio de Educación e Investigación. En 2009, salió del SPD y volvió como pastor a un pueblo. Las cuestiones sociales principales para él son el asilo político, la xenofobia y las consecuencias del Harz IV (programa de ayuda social). “No podemos mirar como tantos ciudadanos caen en la pobreza”, aclara a DW exigiendo palabras claras: “Sobre las consecuencias del Hartz IV echo de menos una posición clara de la iglesia cristiana, evangélicos y católicos, para mejorar la situación”.

Crítica a la misión en Afganistán

Margot Käßmann, antigua obispo evangélica de Hannover y actualmente embajadora para el aniversario de la Reforma 2017, va más allá con la responsabilidad de las iglesias. En entrevista con DW cita a Martin Lutero “Tenía un ideal de la igualdad de educación y propiedad. Dijo que todos los niños deberían aprender a leer y escribir para ejercitar la conciencia y no tener que hacer lo que otros digan”. Käßmann provocó una gran discusión en 2010 criticando la intervención del ejército en Afganistán: “En Alemania hicimos como si hubiésemos enviado una misión de ayuda a Afganistán para hacer fuentes y escuelas para niñas. En EE.UU. me pregunté si era una guerra y me dijeron: Claro que es una guerra. ¿Qué sino? Los alemanes no han querido entenderlo“.

Pero... ¿dónde acaba la intervención de la iglesia en política? Ante esta pregunta, Käßmann, Kasparick y Zu Elst coinciden. No puede entrar en declaraciones partidistas. “No es la iglesia, sino el ciudadano el que tiene que saber a quién elegir”, dice Käßmann, a la vez que exige una mayor cultura del debate: “A lo mejor hay volver a aprender cómo discutir. La disputa por la verdad también puede hacerse en la iglesia, sin necesidad de tener que demostrar el credo”.