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2014, ¿esperanza para el pequeño agricultor?

Mirra Banchón 19 de marzo de 2014

El pequeño productor agrícola tiene que ser parte de la solución para la escasez de alimentos y para la sustentabilidad en el planeta. Así lo plantea la FAO en Bruselas, en donde se debate el rol de la UE al respecto.

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Imagen: picture-alliance/dpa

“'Se van a ir a la ciudad', se pensaba hasta hace unos años”, explicaba en el Parlamento Europeo Marcela Villarreal, alta directiva de la FAO, “ahora sabemos que la agricultura familiar no es el problema, es parte de la solución”.

500 millones de explotaciones agrícolas familiares existen en el mundo; esto supone el 98% de las explotaciones agrícolas. A su vez, los productores familiares son responsables del 56% de los alimentos mundiales.

“Si queremos una agricultura que pueda efectivamente reducir el hambre y la pobreza, necesitamos dar apoyo específico y muy centralizado en las necesidades del pequeño agricultor”, decía en Bruselas Villarreal a DW, al margen de un debate al rol de la UE en el año de la agricultura familiar. La política agrícola común europea y sus vínculos comerciales con terceros países en todos los continentes la vuelven en un actor clave.

Marcela Villarreal, de la FAO.
Marcela Villarreal, directora de la Oficina para Asociaciones y Desarrollo de Capacidades de la FAO.Imagen: DW/M. Banchón

Grandes diferencias por continente

Las tendencias por continentes arrojan diferencias muy grandes. Así, en Asia y China, por ejemplo, el 90% de las propiedades familiares tiene menos de 1 hectárea y tienen enormes dificultades para enfrentarse a la agricultura a gran escala.

“En el continente americano”, explica Villarreal a DW, “el número de explotaciones de agricultura familiar menores a 1 hectárea son menores, en números relativos y tenemos muchas más producciones de 100 hectáreas, lo cual no ocurre en otras regiones del mundo”.

Según un estudio del Parlamento Europeo encargado para nutrir el debate, en Europa hay diferencias notorias entre los primeros 15 Estados miembros de la UE y los nuevos Estados miembros. En los países sureños de los primeros 15, la dimensión promedio de la producción familiar es de 5 hectáreas; en el norte, de 100.

En el este, empresas no familiares gestionan más de la mitad de las áreas cultivables. Es el caso de Francia. Con todo, en un promedio para los 28 países miembros de la UE, el estudio detecta que en 2010 la mitad de los propietarios de unidad agrícola familiar dedicaban menos de un cuarto de tiempo laboral. Y que de éstos, el 84% posee menos de 5 hectáreas en donde la actividad es de semi-subsistencia.

A la vera del camino

Como fuere, a este debate llegan las voces de asociaciones internacionales de pequeños productores, como Vía Campesina. En su opinión, es la política agrícola común de la UE la causa de la desaparición de 20% de las producciones pequeñas y la pérdida de 3 millones de empleos. Datos de Portugal ejemplifican el problema de la reestructuración operada: hace 20 años había 90.000 explotaciones agrícolas; hoy hay 7000, que producen el doble de lo que producían las 90.000.

“En el caso europeo, el acoso a la agricultura familiar ya está en la recta final. La población activa agraria en la UE es muy baja, es un 3% de la población activa total. Debido a la industrialización masiva, su deterioro es muy fuerte.

Producción agrícola en Uganda del Norte.
Producción agrícola en Uganda del Norte.Imagen: Helle Jeppesen / DW

"Cada año desparecen miles de pequeñas explotaciones agrícolas de la UE”, dice a DW Vicente Garcés Ramón, eurodiputado miembro de la comisión de protección al consumidor y agrónomo, catedrático de la Universidad de Valencia.

Medidas de y en la UE

“De no cambiar de rumbo”, sigue Garcés, “dentro de la UE aparecerán zonas de marginalización, de pobreza, de hambre, en zonas urbanas y algunas rurales. Y, sobre todo, en caso de no cambiar de rumbo en nuestras políticas agrarias y comerciales, el mayor daño lo estaríamos haciendo fuera de las fronteras europeas”.

En el cambio de rumbo, hacia adentro, el especialista subraya una política agraria que favorezca a los pequeños agricultores y combata el acaparamiento de tierras por la agricultura industrial. Hacia fuera, el reto es evitar el efecto dumping que los productos europeos, subvencionados, provocan en otros mercados.

Directrices no vinculantes

Concretamente, la UE se encuentra colaborando con la FAO en este tema agrícola y ambas han elaborado las directrices voluntarias para la gobernanza responsable del acceso a la tierra, la pesca y los bosques.

“La UE está apoyando por el momento con programas de sensibilización, pero también con programas de adopción para los diferentes actores”, concluye Villareal, quien también ve positivo el impulso que da Europa a la sociedad civil de terceros países para monitorear la puesta en práctica de unas directrices, que si bien son positivas tienen el gran problema de ser voluntarias.

Precaria situación en el campo de Filipinas.
Precaria situación en el campo de Filipinas.Imagen: Marquez/AP/dapd

Como fuere, Naciones Unidas espera, al cabo de este año de intercambio y debate, haber identificado medidas concretas para apoyar la agricultura familiar. Según Villarreal –y dado el crecimiento de la población mundial, las zonas de pobreza, el desafío del cambio climático y a la pérdida de biodiversidad en el planeta- urge implementar medidas en todos los continentes que vuelvan altamente productiva a la agricultura familiar, “una forma de vida en la cual sí interesa hacerlo de manera sostenible pues sí cuenta qué mundo se está dejando a las siguientes generaciones”.