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Robert y Clara Schumann reviven en la voz de su tataranieta chilena

Victoria Dannemann2 de agosto de 2014

Recuerdos familiares y una acuciosa investigación se funden en la novela biográfica sobre los Schumann, “La música para Clara”. Una escritora chilena revela la historia más íntima de estos genios de la música clásica.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Elizabeth Subercaseaux Sommerhoff ya era un éxito de ventas en Chile, Latinoamérica y varios países del mundo, con 25 novelas a cuestas y su reconocida mirada crítica a la realidad de su país, cuando se lanzó a la titánica aventura de investigar y escribir sobre una pareja clave en la música clásica. Lo que nadie sabía era que la novela “La música para Clara” no era una biografía cualquiera, sino nada menos que la de sus tatarabuelos. La autora es bisnieta de Elise, una de las hijas de Robert y Clara Schumann. De ahí el parentesco tan directo.

“Mi madre siempre nos habló de los Schumann, de su propia abuela, Elise Schumann, con quien vivió de niña, en Holanda, de la veneración que sentía toda la familia por Clara y Robert Schumann, de las casas donde vivieron, de la terrible enfermedad de Robert, el sanatorio donde murió, el inmenso valor de Clara para soportar el sufrimiento, esos cinco de los ocho hijos que tuvo que enterrar... Así es que la investigación partió por atesorar cartas, recuerdos e historias dentro de mi propia familia”, relata Elizabeth Subercaseaux a Deutsche Welle.

La ilusión de escribir esta novela la había acompañado durante muchísimos años, pero dejó pasar el tiempo hasta alcanzar la madurez como para enfrentar la tarea y ponerse en la piel de sus protagonistas. Así, en primera persona, alterna relatos de Robert y Clara, que funcionan casi como un contrapunto, una melodía a dos pianos que se va entrelazando al igual como lo hicieron sus vidas.

Según la autora, “La música para Clara” es una investigación larga y seria hecha no solo con el cariño de una descendiente.
Según la autora, “La música para Clara” es una investigación larga y seria hecha no solo con el cariño de una descendiente.Imagen: Elizabeth Subercaseaux

Junto con encontrar la voz adecuada para el relato, uno de los mayores desafíos que se impuso la escritora y periodista fue estudiar piano y comprender así mejor la vida y la obra de sus personajes. En la novela, no solo retrata el ambiente musical de la época, sino también la literatura, la cultura y la sociedad europea del siglo XIX.

Tras la pista de los Schumann en Alemania

Seis años de investigación y uno de escritura dedicó Elizabeth Subercaseaux a esta novela. “Leí todo lo que encontré sobre los Schumann, hice varios viajes a Alemania para visitar las ciudades y casas donde vivieron, los museos sobre ellos, el sanatorio de Endenich, donde Robert murió, sus tumbas y cuanto memorial de los Schumann pude encontrar”, detalla. La investigación incluyó la lectura de unos 40 libros sobre sus vidas y las de los músicos que fueron sus contemporáneos, además de cartas y diarios de vida, junto con escuchar sus composiciones.

Entre sus visitas, le impresionó mucho la casa en que vivieron en Leipzig, hoy convertida en museo, y que se mantiene prácticamente igual a como era cuando ellos vivieron allí y pasaron sus felices primeros cuatro años de casados. En esa casa nació Elise, bisabuela de la escritora.

El sanatorio de Endenich, en Bonn, donde Robert Schumann pasó sus últimos años, fue uno de los lugares visitados por la escritora chilena en su investigación.
El sanatorio de Endenich, en Bonn, donde Robert Schumann pasó sus últimos años, fue uno de los lugares visitados por la escritora chilena en su investigación.Imagen: picture-alliance/dpa

Allí tuvo un emotivo encuentro con la recientemente fallecida cineasta alemana Helma Sanders-Brahms, descendiente de Johannes Brahms, quien fuera muy cercano a los Schumann. “Las dos nos sentíamos sobrecogidas hablando de ellos en esas piezas impregnadas de su espíritu, cerca de los pianos que ellos mismos tocaron, mirando sus muebles, las paredes que los acogieron, sus escritos”, recuerda Elizabeth Subercaseaux.

Otro lugar que le impactó fue el sanatorio de Endenich, cerca de Bonn, hoy también transformado en museo: “Estuve durante horas en la pieza donde Robert Schumann vivió los últimos dos años y medio de su vida, mirando por la ventana, buscando el mismo cielo que él veía y las Siebengebirge, las montañas que fueron sus mejores compañeras durante ese tiempo de locura y muerte. Allí pude empaparme de su padecimiento y llegué a sentir en mí misma lo que sintió él. Esa soledad. Ese abandono. La tristeza de terminar sus días encerrado entre esas cuatro paredes, lejos de Clara, sus hijos y sus amigos”.

Clara, amor y genio

Más allá del parentesco, la autora chilena dice que se sintió cautivada por la vida de esta pareja. “Estos dos grandes músicos del romanticismo alemán protagonizaron una de las historias de amor más bellas que conozco. En medio de la tragedia que fue su vida se alzaba el amor, el amor entre ellos, a sus hijos y por sobre todo un amor al arte”.

En su novela intentó despejar algunas de las dudas que rondan su historia, ajustándose a los hechos y casi sin darse ninguna licencia. “Se han tejido muchos mitos y leyendas. Se ha especulado hasta el cansancio con la enfermedad de Robert, si contrajo sífilis de joven, si era maníaco depresivo, si era solamente depresivo, si era esquizofrénico. Se ha especulado mucho con la historia de Clara y Johannes Brahms, si fueron amantes, si Clara no visitó a su marido en Endenich porque se había enamorado de Brahms. Se ha llegado a decir que entre Brahms y Clara conspiraron en contra de Robert Schumann... una de las más grandes aberraciones que he oído alrededor de esta historia. Después de esta larga investigación creo haber descorrido muchos de esos velos”.

La escritora chilena Elizabeth Subercaseaux.
La escritora chilena Elizabeth Subercaseaux.Imagen: Elizabeth Subercaseaux

El nombre de Robert Schumann ha quedado en la historia como el más famoso, pero su mujer Clara (nacida Wieck), quien sobrevivió 40 años a su marido, fue una figura imprescindible de la época, una de las mejores pianistas mujeres conocidas y la gran embajadora de la música clásica.

“Clara hizo lo que muy pocas mujeres del siglo XIX habrían hecho: viajar por toda Europa, sola, dejando a sus siete hijos a cargo de parientes y amigos. Fue una mujer valiente como pocas en la historia. Se comprometió con el recuerdo de su marido, con los genios de la música de entonces y los del siglo XVIII y dedicó su vida a darlos a conocer. El mundo le debe a Clara el haber abierto esa ventana y permitirnos mirar al romanticismo en toda su maravillosa extensión musical”, destaca Elizabeth Subercaseaux.

Enamorada del siglo XIX

Tras este viaje al pasado, la escritora chilena ha decidido no regresar. “Me enamoré profundamente del siglo XIX, de la Alemania de esa época, de sus genios de la música, la literatura, y ya no quiero volver al siglo XX y mucho menos al XXI. Ahora estoy trabajando una novela sobre la vida de Johannes Brahms”. Gran parte de la investigación ya está avanzada, debido a la cercanía de Brahms con los Schumann. El libro debería estar listo en 2016.

El compositor alemán Robert Schumann y su mujer, la destacada pianista Clara Wieck, protagonizaron una apasionante y trágica historia de amor.
El compositor alemán Robert Schumann y su mujer, la destacada pianista Clara Wieck, protagonizaron una apasionante y trágica historia de amor.Imagen: PA/dpa

En Chile, “La música para Clara” se ha mantenido en la lista de los más vendidos, desde que fue publicado hace unos meses, y pronto saldrá a la venta en otros países latinoamericanos y en Estados Unidos. Asimismo, ha sido comprado por editoriales en la República Checa y España. A Alemania, donde Subercaseaux ganó el Literaturpreis 2009 por su novela “Una semana de octubre”, se espera que llegue dentro del próximo año. “Lo más importante del libro -dice su autora- , y esto lo apreciará sin duda el público alemán, es que esta es una novela desde donde Robert y Clara Schumann le hablan al lector al oído, es una novela muy cercana, muy íntima, muy personal, y nunca antes se había hecho un libro así con los Schumann”.